Es muy interesante como se ha logrado, en este mundo de comunicaciones casi a base de abreviaturas, naturalizar que se transita por un camino cuando en realidad nos llevan exactamente en la dirección contraria.
Es como si se invirtieran los carteles viales que marcan el sentido de circulación, pero sin cambiar efectivamente el sentido de circulación. ¿Será porque no quieren que sepamos hacia donde nos quieren llevar?
El gobierno dice que ahora hay que demandar pesos. Que el peso es fuerte porque es escaso. Promueven ahorrar en pesos con Plazo Fijo, Fondos de Inversión, Bonos, etc., porque el dólar se va a quedar en el piso de las bandas impuestas por el FMI. Es decir $ 1.000 por dólar. El que apuesta al dólar pierde, un déjà vu.
¡Vendan sus dólares ahora! Nosotros, los domadores de mandriles, sabemos de que estamos hablando. Después no digan que no les avisamos.
El supra mensaje seria que el Peso recuperó su, hace muchos años perdida, reputación como reserva de valor. Volvimos a tener moneda en su definición más amplia, estarían diciendo.
Pero, como todo mensaje abreviado que elude entrar en detalles, no se dice que ese ahorro en pesos, solo “conviene” en el corto plazo. Durante no mas de 6 meses. ¡Si! Hasta las elecciones legislativas de medio término. ¿Casualidad?
Revelador ejemplo de cómo la política define a la economía. ¿Será que la mano invisible del mercado es la que usamos para poner la boleta en las urnas? Veremos.
Pero volviendo al mensaje, más específicamente el consejo, casi con olor a imposición, es que, a más tardar para la fecha de las elecciones de octubre, se abandonen las colocaciones de ahorro en pesos y vuelvan a asegurar sus capitales, recomprando dólares.
Es decir, el propio gobierno nos dice que con el dólar no se va a generar rentabilidad hoy, nos dice, después de octubre vuelvan al dólar.
Es tan obvio que lo que describí arriba es lo que al gobierno le interesa, que casi no tendrían necesidad de decirlo. Pero se lo dicen incluso a los empresarios de todo tipo. Solo le interesa llegar al octubre con dólar bajo y la menor inflación posible.
No quiero decir con esto que el gobierno, la conducción de economía y del BCRA no sepan lo que hacen.
Claro que lo saben. Y justamente eso es lo peligroso.
Toda la política económica, repotenciada a partir de la claudicación ante el FMI, dado el fracaso de la llamada Fase 2, que hasta suena como fases de un plan socialista en boca de libertarios, se basa en que la inflación no llegue a 4 o 5% mensual, hasta octubre.
Baldes de Lexotanil para la Casa Rosada si el numero fuera mayor.
Para cumplir su anhelo harán todo lo posible para que el dólar se quede lo más cerca de $1.000, seguirán apretando el gasto público, facilitando y abaratando lo más posible las importaciones de lo que sea, no convalidando paritarias mayores al 1,5%, mantener congelado el bono para jubilados, seguir frenando la obra pública y casi congelando los salarios de empleados públicos, incluyendo docentes y trabajadores de la salud.
Todas las energías para contener la inflación y el dólar. Pero hasta octubre.
Después, veremos. Ya nos sorprenderán con un nuevo relato, nuevos enemigos y nuevos culpables.
Después, quien sabe.
El gobierno quiere y necesita mayor presencia legislativa. Los oficialistas que militan en otros partidos, quieren subirse al carro del ganador, para no quedarse afuera del reparto.
Nadie, incluyendo a la o las oposiciones piensan más allá de octubre.
Todos, casi sin excepción, serán responsables de lo que pase después de octubre. Puede ser anecdótico el recuento de las bancas obtenidas por unos u otros. Pase lo que pase en las urnas, quedará palmariamente demostrado, que nadie esta pensando en la gente y en cómo será nuestra vida.
Porque hay algo que es absolutamente inevitable. Después de octubre estamos obligados a seguir viviendo