Este viernes 29 por la tarde, la calle Juramento se transformó en un verdadero laboratorio a cielo abierto: el Fab Lab Bariloche cumplió 10 años y lo festejó con charlas, talleres, música, feria de emprendedores y una comunidad que se acercó con entusiasmo a compartir una jornada inolvidable.
El Fab Lab Bariloche celebró su décimo aniversario y lo hizo a lo grande, con una fiesta que reunió a cientos de vecinos, estudiantes, emprendedores, artistas y curiosos que llegaron hasta Juramento 102 para ser parte de un encuentro único. Hasta las 20 horas, la calle se convirtió en escenario de ciencia, creatividad y música, con una energía colectiva que desbordó alegría.
La jornada comenzó con la apertura de puertas y la emoción de ver al espacio lleno de vida junto a funcionarios y trabajadoras y trabajadores del área. Ellos son los que desde hace diez años son el alma y la vida de este espacio para los barilochenses. Unas riquísimas pizzas y un ambiente festivo auguraba un cumpleaños número 10 lleno de emociones, color, ritmo y alegría.
El corte de la calle Juramento permitió que todo sucediera al aire libre: un laboratorio urbano donde las ideas circularon, las familias se encontraron y las propuestas invitaron a jugar, aprender y sorprenderse.
Durante la tarde se desarrollaron charlas que recorrieron temas de innovación, ciencia y diseño, con experiencias compartidas por quienes, a lo largo de esta década, fueron parte del Fab Lab. Se habló de cómo la fabricación digital abrió caminos en la educación, la producción y la cultura local, y de cómo la comunidad barilochense supo apropiarse del espacio.
Los talleres para niños y niñas fueron un imán de sonrisas. Con propuestas lúdicas, tecnológicas y educativas, los más pequeños se animaron a experimentar, construir y descubrir. Cada rincón vibró con la curiosidad de quienes se acercaron por primera vez y con la complicidad de quienes ya eran parte del recorrido.
La feria de emprendedores locales le sumó color y movimiento a la calle. Proyectos gestados en la ciudad mostraron sus productos, compartieron experiencias y dejaron en claro que el Fab Lab no fue solo un laboratorio de máquinas, sino un verdadero semillero de ideas y oportunidades.
La música en vivo, a cargo de bandas locales, marcó el pulso de la celebración. Entre aplausos, bailes y canciones, la comunidad festejó una década de trabajo colectivo. Fue un recordatorio de que la creatividad también se alimenta del arte, la emoción y el encuentro.
El Fab Lab, dependiente de la Secretaría de Producción y Empleo, aprovechó este aniversario para poner en valor los logros alcanzados en diez años de historia: haber tejido redes entre ciencia, tecnología, educación y emprendimiento; haber acompañado a pymes, estudiantes y artistas; y haber impulsado proyectos que nacieron en Bariloche y viajaron mucho más allá.
El Fab Lab se consolidó como un espacio de puertas abiertas, donde las ideas se transformaron en proyectos concretos. Diez años después, se celebró no solo un aniversario, sino también la certeza de que la innovación compartida es una herramienta poderosa para transformar comunidades.
La fiesta del viernes dejó una huella emotiva y festiva. Vecinos que nunca habían entrado al Fab Lab descubrieron sus posibilidades; quienes lo conocían desde el inicio revivieron anécdotas y sueños cumplidos. Todos se llevaron la sensación de que este espacio sigue creciendo, reinventándose y proyectándose hacia el futuro.
Así, la celebración de los 10 años del Fab Lab Bariloche se convirtió en mucho más que un cumpleaños institucional. Fue la confirmación de una identidad colectiva, la celebración de un camino recorrido y, sobre todo, la promesa de que los próximos años traerán aún más innovación, comunidad y creatividad compartida.