La semana pasada el mundo se encontró con las medidas que había decidido tomar Donald Trump. Subió los aranceles a la importación de bienes y servicios en USA, a todos los países del mundo. Incluso a territorios no habitados por humanos.
El mundo que ya se había acomodado a la “globalización”, es decir a un intercambio de bienes y servicios que genera una interrelación muy fuerte entre los países. Donde, por ejemplo, los autos se ensamblan en un país con piezas que pueden provenir de China, Méjico, USA, o cualquier otro rincón del planeta.
Este sistema global de importación, exportación, producción y ventas, es algo que se ha ido articulando año tras año, coordinando necesidades, diseños, volúmenes, materiales, etc. que se van adecuando a medida que los modelos y tecnologías van cambiando.
SI bien esta globalización generó un sistema económico mundial con muy alta desigualdad, consumo excesivo para unos y privaciones para muchos. Acumulación desmesurada de riquezas en pocas manos y millones de manos pidiendo comida, no ha sido ni por asomo la intención de Trump hacer un mundo mas justo y equitativo con estas medidas.
Así como la globalización no empezó por decreto de un día para el otro, y hoy es un entramado gigantesco de productores y consumidores en todo el mundo, terminar con esto, tampoco puede hacerse en un momento y a sola firma de una persona, aun siendo la más poderosa del planeta.
Pero Trump lo hizo. Bueno, al menos lo intentó.
Como vimos, la decisión de Trump del 2 de abril generó un shock en el mundo, y como siempre, el más rápido en reaccionar fue el mundo financiero.
Un mundo financiero, el “mercado” financiero, que en cuestión de minutos puede provocar que sus actores ganen o pierdan fortunas inmensas.
Y el “mercado” reaccionó, y reaccionó mal. Claro, todo el entramado de los negocios de bienes y servicios quedaba totalmente descolocado, básicamente por aumento de costos, que disminuirían la demanda y precipitaba una desaceleración de la actividad de proyecciones impensadas.
En realidad, la guerra de Trump es con China. Pero nos puso a todos en la bolsa para poder hacer valer su poder con los demás países, mucho más débiles que China y así lograr ventajas sobre ellos, que difícilmente pueda lograr de China.
¿Dónde y cómo quedamos nosotros?
Esta tormenta nos encuentra muy mal parados. El gobierno libertario, viene generando desde el año pasado, una reducción de aranceles a la importación, facilitación mayores importaciones directas vía plataformas y un marcado retraso del tipo de cambio que genera una pérdida de reservas en el BCRA.
Es decir, nos encontraba absolutamente vulnerables para enfrentar esta situación. Me atrevería a decir, más vulnerables que casi todos los países de la región.
Para sostener a rajatablas el dólar como ancla de los precios internos, que empujan la perdida de reservas, el gobierno venia negociando un nuevo préstamo con el FMI.
Finalmente, el último viernes se confirmó oficialmente el préstamo por U$ 20.000 M con un desembolso inicial de U$ 12.000.
Es un préstamo que no resiste ningún análisis económico razonable para ser otorgado. Somos el país que mas deuda tiene con el FMI. No tenemos en el mediano plazo ninguna posibilidad de pagarlo ni de acceder al mercado privado de capitales para refinanciarlo y tampoco tenemos reservas en el BCRA.
Es, una vez más, como en 2018, un préstamo con brutal empuje político por parte de USA. En realidad, de Trump las dos veces.
Siendo que este préstamo no puede justificarse, digamos técnicamente, el gobierno lo celebra por el incondicional apoyo de Trump y su gobierno, al exitoso programa libertario de Milei.
Si asumimos esto como cierto, no podemos dejar de considerar la volatilidad de la conducta de Trump. Subió, bajo, postergo aranceles a todo el planeta en cuestión de días y sin que mediara ninguna consideración racional para hacerlo. Primó lo que él consideraba lo mas conveniente para USA (más allá que fuera o no más conveniente).
A Trump le importa Trump, y después su país. Todo y todos los demás, somos piezas de su juego. Útiles o descartables.
Así que suponer que simplemente nos apoya por principios ideológicos sería una afirmación de altísima ingenuidad.
Por lo tanto ¿Qué es lo que Milei pone en el altar de las ofrendas para obtener el préstamo y que Trump lo considere un “amigo”?
Tanto pone que hasta el Secretario del Tesoro estadounidense viajó por unas hora al país para visitarlo. Y dejar las cosas bien claras.
El préstamo del FMI le torció el brazo a Milei y Caputo. Flexibilizaron el Cepo, aceptaron una devaluación acotada a una banda entre 1.000 y 1.400, y exigencias de política económica que, aunque se ajusten seguramente a lo que piensa Milei, serán motivo de fuertes tensiones para la sociedad argentina.
Sumando a estas exigencias impuestas en el acuerdo con el FMI, está el posicionamiento argentino en la guerra de aranceles de Trump, que se encuentra absolutamente en las antípodas de las ideas libertarias de Milei.
Sin embargo, la sumisión es tal que Milei prometió, ante el Secretario Bessent, que Argentina adaptará sus políticas a las establecidas por el presidente Trump.
Y lo que disponga Trump será lo que le convenga a USA.
Argentina abrirá sus fronteras a los productos estadounidenses y facilitará la extracción y exportación de los productos básicos (comoldities) siglo XXI. Litio, cobre y tierras raras. Indispensables para las industrias tecnológicas.
A contramano del progreso, nos empuja a ser un país aun mas primario. Un país extractivista y exportador de materias primas. En definitiva, un país subdesarrollado.
La parte más difícil para Milei será poder “romper” o limitar la relación comercial y de inversión que mantenemos con China. Segundo socio comercial detrás de Brasil. Ir en ese sentido puede traer consecuencias durísimas para nuestro futuro.
Milei reedita, en cierta forma el Pacto Roca – Runciman de 1933. Por el que Argentina libero de impuestos a los productos ingleses mientras Inglaterra se “comprometía” a seguir comprando carne argentina. Cambiamos carne por litio, un siglo más tarde.
Se diga lo que se diga, Argentina no negoció. Argentina acató todas las condiciones para obtener los U$ 20.000 de crédito y los U$ 12.000 de adelanto, y así poder sostener la macro al menos hasta las elecciones de octubre. Despues……..
¿Podrá? ¿Lo podremos soportar?