Todos los días, por todos los medios masivos de comunicación, redes sociales, reuniones de amigos o familiares, es muy difícil que el o los temas económicos no estén presentes.
Leemos, escuchamos y conversamos o al menos nombramos, temas tales como: el dólar, plazo fijo, reservas, inflación, salarios, tarifas, base monetaria, cuotas, tasas de interés, soja, riesgo país, bonos, deuda, acciones y la lista podría seguir.
Todos los días estamos como a la espera de conocer que medidas se toman respecto de algunos o muchos de estos temas para saber o mejor dicho imaginar, si alguna de esas medidas puede afectarnos positivamente o encaminar la economía en general hacia una situación en la que todos empecemos a estar mejor de manera sostenida.
Imagino que es como despertarse cada día esperando recibir buenas noticias y que esas noticias no sean efímeras. Poder decir: por fin, ahora si que todo se va a arreglar. Cierta tranquilidad.
Ahora, si pensamos un poco cuánto hace que vivimos con esa ilusión, quizás no continuamente, pero cuantas veces hemos atravesado periodos donde sentimos, deseamos, necesitamos, esas buenas noticias económicas que no llegan. ¿Hace mucho no?
En realidad, muchas veces las, en teoría, buenas noticias económicas han llegado. Nos aumentan los salarios, la inflación baja, no hay corridas con el dólar, cosechas récord de la agricultura, los plazo fijo nos permiten cuidar nuestros ahorros, escuchamos que el riesgo país baja (sin saber que es, el hecho que un riesgo baje, debe ser bueno), conseguimos un mejor trabajo, y así muchas cosas. Pero, así como han llegado, se esfumaron.
Sin embargo, mirando retrospectivamente, creo que podemos coincidir en que las buenas noticias económicas, a la larga no han logrado darnos esa tranquilidad de largo plazo.
Eso que paso hace mucho tiempo en la Argentina, cuando, entre otras cosas se fue generando y fortaleciendo la clase media, los trabajadores en general podían progresar, estudiar, comprar una casa.
En definitiva, se vivía un clima de tranquilidad y se podía pensar y creer en un futuro mejor.
Cuanto hace que no tenemos esa sensación. Los menores de 50 seguro no lo han experimentado.
¿Entonces que es lo que pasa?
Nadie, en la Argentina, ¿sabe de economía? Podría ser, pero no creo que sea eso.
¿Nos hemos boicoteado adrede para vivir mal?
¿Existe un poder maligno dedicado a dañarnos?
Como economista podría decir que los que han estado a cargo del Ministerio de Economía, BCRA, etc., han hecho las cosas mal y por lo tanto la solución radica en tomar “las medidas correctas”, o encontrar al profesional adecuado y todos felices. Algo que muchos colegas siguen diciendo, y cobrando por eso. Sin embargo, han pasado por el poder economistas de todo tipo. Ortodoxos, Heterodoxos, liberales, estatistas.
¿Algunos nombres?
Martinez de Hoz, Aleman, Sigout, Cavallo, Sourrouille, Grinspun, Lopez Murphy, Caputo, Guzman, Lacunza, Lavagna, Kicillof, Pratt Gay, Massa,Dujovne, Lousteau, y sigue la lista
Solamente ¡¡¡Desde el año 2000 tuvimos (algunos más de una vez) 22 ministros de economía!!!
Casi 1 por año y del color que queramos.
Muchos de ellos siguen hasta hoy, opinando sobre lo que hay que hacer o lo que se hace mal. ¿Podemos creerles?
Además, si enumeramos las medidas de política económica que se implementaron en los últimos, no sé, 50/60 años, creo que no nos queda ni una sola por adoptar de las que pueden aparecer en toda la bibliografía, y distintas escuelas económicas.
Detengámonos un minuto en enumerar (sin pretender incluir todas)
Cambios de monedas: Peso moneda nacional, Pesos ley 18188, Austral, Peso
Privatizaciones y Estatizaciones
Tipos de cambio fijo / Tipos de cambio libre
Impuestos de todo tipo que suben y bajan
Salarios por decreto / Salarios con Paritarias
Financiación del déficit publico con Deuda (interna y externa), o emisión monetaria.
Precios controlados / Precios libres
Todas estas medidas se han adoptado y quitado mas de una vez. Es decir, hemos ido y venido transitando por todo el abanico posible de medidas a lo largo de los años, y acá estamos.
¿Entonces?
¿Porque nada fue duradero y beneficioso para la mayoría de los argentinos?
¿Porque probamos de todo y no terminamos de arrancar?
Porque la solución no es simplemente económica.
O al menos no es una solución que este en manos de los Economistas. Por supuesto que son necesarios, pero como simples proveedores de herramientas y nada más.
¿Como podemos siquiera imaginar que cualquier paquete de medidas económicas (del color y forma que se nos ocurra) podrán dar frutos si no son aceptadas como buenas por todos, o casi todos?
El problema de la mala situación económica de la Argentina es nuestra pésima situación política y social.
Cuando cambiemos el foco de lo económico a lo político, podremos encontrar el rumbo económico de largo plazo que nos permita llegar a tener una vida mejor.
La intención de estas líneas es bajar a la Economía del pedestal en el que la hemos colocado. Hablamos más de economía que de Educación, Salud, Justicia, Niñez,
Los políticos deben ser forzados por las bases (nosotros) a encontrar acuerdos en los principales caminos para solucionar los grandes problemas que enfrentamos. Que tampoco son todos económicos.
¿En qué quedo el tan anunciado Pacto de Mayo firmado en julio? En nada ya que un Pacto debería ser la consecuencia, el resultado, de negociaciones serias en busca de consensos, pero no al revés. Y este no fue más que una actuación marketinera burda.
Lamentablemente, el llamado Pacto de Mayo, no se acerca para mí, ni un poquito al acuerdo al que necesitamos llegar.
Como economista no tengo la solución. Y, más allá de la capacidad de cualquier economista, ninguno la tiene.
No es ese el camino a la solución. Lamento si lastimo el ego de muchos colegas.
Lamentablemente, ahora que el Presidente es tambien economista y solo ve el lado economicista de la vida, nos aleja aun mas de las soluciones que necesitamos.
De todas maneras, seguiremos hablando de economía. Porque está en nuestro día a día, pero no esperemos encontrar ahí las soluciones a todos nuestros males.