Este lunes 11 de marzo comenzó el ciclo lectivo 2024 de los Centros de Desarrollo Infantil (CDI) municipales. Durante el acto en el CDI Eluney del barrio Arrayanes, al que asistió el intendente Walter Cortes, líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Bariloche entregaron un importante aporte en equipamientos para la institución.

Además de docentes y personal del CDI Eluney encabezados por la jefa de Departamento Patricia Parra y el jefe comunal, estuvieron presentes en representación de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de Últimos Días de Estaca Bariloche Juan Matías Anfuso (su presidente) y Sebastián Curapil; además del secretario de Capital Humano, Acción Social y Deportes, Fabián Zúñiga; el subsecretario de Acción Social, Alberto Sandoval; el subsecretario de Culto de la Municipalidad, Leonardo Gatica y miembros de la comunidad educativa del barrio.

En sus palabras a los presentes Fabián Zúñiga, secretario de Capital Humano, Acción Social y Deportes del municipio, destacó “la importancia del aporte y la colaboración de todos los integrantes de nuestra comunidad”, “con espíritu cristiano, dando una mano a quienes más lo necesitan”.

Además mencionó que “desde el Municipio que conduce el intendente Walter Cortes se está haciendo un esfuerzo enorme, trabajando con lo que tenemos para cubrir todas las necesidades que se nos presentan”.

La Jefa del Departamento del CDI Eluney, Patricia Parra, contó que este proyecto de donación surgió en el mes de agosto del año 2023 “presentando nuestra necesidad (a Iglesia de Jesucristo de los Santos de Últimos Días), contándoles a los miembros de la iglesia el fin de nuestra institución, que trabaja y aloja a 90 niños y niñas desde 45 días a 3 años”.

Por su parte Matías Anfuso, presidente de la Estaca Bariloche de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de Últimos Días, dijo que “a esta donación se llega a través de un miembro de la iglesia que trabaja en la institución que, en conversaciones con Patricia (Parra) manifiesta las necesidades que tiene el jardín”.

“La iglesia tiene estas prácticas de ayuda humanitaria en todo el mundo y fuertemente en cada ciudad de la Argentina”; “después de esa conversación, nosotros nos comunicamos con las oficinas de la iglesia en Buenos Aires, tomamos conocimiento de las necesidades y a través de una nota arrancamos y se hizo posible”, puntualizó Anfuso.

La donación consta de una cocina industrial, un termotanque, una batidora, una impresora color, resmas de papel, 4 carritos, 3 cunas, 6 pata-patas, caballitos mecedores, un juego de tobogán para exteriores grande, una trepadora para la sala de 1 año, 3 cunas con colchones, 2 cambiadores y, sumado a todo eso, la pintura para todo el interior de la institución.