Un espacio de memoria y respeto en Bariloche avanza con mejoras que dignifican a quienes trabajan y a quienes visitan a sus seres queridos.
Después de años de abandono, el Cementerio Municipal de Bariloche está en plena transformación gracias al compromiso del intendente Walter Cortés, quien impulsó un mejoramiento integral del área. Este proceso abarca dos ejes fundamentales: la modernización del servicio y la realización de obras esenciales.
En el ámbito administrativo, la digitalización ha sido clave. Se han incorporado herramientas informáticas del municipio y el personal ha recibido capacitación para gestionar el sistema de manera eficiente, agilizando trámites y mejorando la organización.
Las condiciones laborales también han sido atendidas con la renovación casi total del comedor del personal. Antes, los trabajadores carecían de un espacio adecuado para su descanso, pero ahora disponen de agua fría y caliente, cocina, calefacción y dos baños, garantizando un ambiente digno y funcional.
Además, el entorno del cementerio comienza a cambiar su fisonomía con la incorporación de nueva parquización, maceteros y luminarias que aportarán serenidad y respeto al lugar. La renovación del área administrativa, ahora equipada con un baño interno, marca otro paso adelante.
Atendiendo a un pedido de la comunidad, se proyecta la construcción de un oratorio. Este espacio brindará un lugar de recogimiento y reflexión para quienes visitan a sus seres queridos, convirtiéndose en un elemento esencial para el vínculo emocional con el sitio.
Una obra fundamental es la ampliación del muro perimetral, comenzando por la calle Lengas, que alcanzará entre 3,5 y 4 metros de altura, garantizando mayor seguridad y orden en el predio.
Finalmente, la instalación de cámaras de seguridad refuerza el compromiso de cuidado y mantenimiento, consolidando esta transformación que busca dignificar el espacio y devolverle el respeto que merece.
Con cada mejora, el Cementerio Municipal de Bariloche deja atrás el abandono para convertirse en un lugar más acogedor, donde la memoria y el respeto encuentran su mejor expresión.