No es el poder adquisitivo de los salarios lo que se evalúa, es la llave de continuar o no en el poder de la política sindical. La interna que relega a los/as estudiantes, la interna que se vuelve externa al afectar a las familias en su organización. Cuando un inicio lectivo requería de la mayor responsabilidad de reconstruir el tejido social que nos dejó la pandemia, la mezquindad sectorial vuelve a ser mella con intereses parciales y sectoriales. No es la propuesta salarial la que se cuestiona, sino cómo se comprende que ante un 22% la declararon insuficiente y con un 24% superior es Rechazada.
Solicitaban que se iguale a la paritaria nacional: se superó en un 59,42% de diferencia.
Lo que nunca solicitaron es ser parte de la gran responsabilidad que implica buscar a nuestros estudiantes para que vuelvan a la escuela, generar nuevas ideas para afrontar las secuelas de estos dos últimos años.
La responsabilidad institucional que el propio sindicato debe asumir también es de cara a la sociedad, las familias y la comunidad educativa en general, en el marco del compromiso como sociedad en su conjunto, luego de dos años de pandemia, donde continuaron cobrando sus salarios, en un contexto donde las economías regionales se derrumbaron y las familias tuvieron que paliar la crisis sanitaria, económica y social. Sumado a ello, nuestros/as estudiantes -en algunos casos- tuvieron que sumarse a esas actividades del trabajo familiar para garantizarse la alimentación cotidiana.
Ese tejido social lesionado afectó a nuestros/as estudiantes, que merecen la continuidad y fortalecimiento de sus trayectorias, lo proponemos en las aulas, con un refrigerio y un plato de comida, con acompañamiento pedagógico y socio-comunitatio con la intención de coadyuvar las realidades familiares, que muchas veces es cruda.
No es un paro a las políticas de Gobierno, es un paro hacia ellos mismos con efectos en las escuelas.
Adrián Carrizo
Secretario de Educación de Río Negro