Carla Pugliese y el bandoneón. El amor entre la artista y su instrumento que se plasmó en “Un tangui |
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viernes, 26 de junio de 2020 | |
![]() Se consolidó con holgura como compositora y pianista y así recorrió con su obra escenarios locales e internacionales, sembrando en el camino cuatro producciones discográficas. Ellas fueron “Ojos Verdes Cerrados” (2004), que fue nominado a los premios Gardel , “La vida y la tempestad” (2005), ganador del premio Gardel, “Eléctrica y Porteña” (2007) y “Milonga Sola” (2012). La última de ellas, estuvo íntegramente formada por temas propios, en versiones instrumentales que incluyen una novedad: Carla Pugliese se enamoró por entonces del bandoneón y lo transformó en co-protagonista (musical y estético-visual) de ese CD. El track número cuatro del disco es el titulado “Un tanguito”, cuya construcción musical se asocia con singular armonía a los sonidos del bandoneón. Una y otra cosa llevaron al poeta y letrista Jorge Padula Perkins (que ya había hecho tres temas junto con Carla Pugliese) a crear una letra para “Un tanguito”. Una letra que se inspira en el enamoramiento de Carla con el bandoneón y, consecuentemente, en la aventura de ofrecerse con pasión a la ejecución de ese instrumento. En definitiva, al vínculo profundo que une a todo bandoneonista con su instrumento. Con una pista realizada por la propia compositora en bandoneón, y la guitarra de Carlos Loverso, se abrió una convocatoria para que los cantantes pusieran su voz en esta pieza. De ella surgieron diversas versiones (Flavia Piraino, Esperanza Barcos, Carlos Habiague, Roberto Guiet, Diego Arenales, Alejandro Pesaressi), todas ellas logradas con el uso de las nuevas tecnologías, en medio de la pandemia y el distanciamiento social que impera en Argentina y muchos otros lugares del mundo y disponibles en Youtube.
Aquí la letra de “Un tanguito” (Carla Pugliese – Jorge Padula Perkins)
Suena y suena el bandoneón al ritmo del corazón. Vibra, voz del arrabal, que hace del tango su dios.
Late el fueye en el compás. Su alma torna en realidad. La milonga es su lugar. Dos por cuatro y tanto más.
Te busca y te enamora, te sigue a toda hora. Está en vos. Y es casi una obsesión lo que te inspira el bandoneón, a fuego lento de pasión.
El alma de Piazzolla, el corazón de Arolas... latiendo. Y es pura inspiración en tu regazo el bandoneón, sabor a tango y seducción.
Canta y llora el bandoneón, alegría o desazón. Tango y barrio en el plural de presencias o de adiós.
Su sonido singular trama en tango sin dudar. Dos por cuatro es su verdad; sombra y luz para bailar.
Te busca y te enamora, te sigue a toda hora. Está en vos. Y es casi una obsesión lo que te inspira el bandoneón, a fuego lento de pasión.
Las manos de Pichuco, la muñeca de Juárez… Pulsando. Y el fueye en su compás con sus suspiros de canción… el respirar del bandoneón.
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