La película “Argentina 1985”, ficción inspirada y ajustada a la crónica real del hecho más trascendente de nuestra historia contemporánea como fue el denominado “Juicio a las Juntas”, si bien, en rigor a la memoria histórica, cabe completar esta evocación con la referencia, omitida en la ficción, a quienes asesoraron a Alfonsín acerca de esa cuestión y, en general, sobre la política de derechos humanos que habría de llevar adelante.
El 15 de diciembre de ese año, 5 días después de su asunción como presidente, Alfonsín sancionó el Decreto N°158/83, que ordenaba someter a juicio sumario a nueve militares que formaron parte de las Juntas que habían gobernado el país desde el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 hasta el retorno a la democracia.
En ese sentido, el Presidente autorizó la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), presidida por el escritor Ernesto Sábato, con el fin de llevar adelante una investigación exhaustiva sobre las múltiples violaciones de derechos humanos, particularmente las desapariciones de personas, ocurridas durante el mismo período.
Los testimonios y pruebas recopilados por la Conadep se volcaron en un informe publicado en 1984 conocido como “Nunca más”, que se constituyera en prueba principal y básica durante el juicio en cuestión.
El 15 de diciembre de 1983 el presidente de la Nación convocó al Congreso a sesiones extraordinarias a través del decreto 146/83 con el fin de que se derogue la Ley 22.924, conocida como Ley de Autoamnistía. Esta legislación fue sancionada por los dictadores el 22 de septiembre de 1983, meses antes de abandonar el poder, para protegerse de las sanciones que podrían recaer en su contra.
El film da cuenta del histórico “Juicio a las Juntas”, dos años después de terminada la dictadura. En ese lapso el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas juzgó y absolvió a los militares integrantes de las Juntas y, apelación mediante, el juicio pasó a la esfera civil, a la Cámara Federal.
Con la previa asistencia de un grupo notable de juristas, que desde hacía unos años se reunían en la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF), fundada en 1972, entre ellos cabe destacar a Genaro Carrió, Carlos Nino, Jaime Malamud Goti y Martín Farrell, responsables de la ingeniería jurídica fue posible llevar adelante con éxito, apelación mediante, el juicio que entonces pasó a la esfera civil, a la Cámara Federal.
Si bien desde entonces han transcurrido 37 años, en realidad, en términos históricos son hechos contemporáneos que aún siguen muy presentes en nuestro imaginario social, porque se trata nada más ni nada menos, del juicio por crímenes de lesa humanidad a las últimas juntas militares que comandaron los destinos políticos y sociales de nuestro país.
El filme indaga en la psiquis y en las historias personales de quienes llevaron a cabo las acusaciones: los fiscales Julio César Strassera (personificado por Ricardo Darín) y Luis Gabriel Moreno Ocampo (Peter Lanzani), más su equipo de jóvenes ayudantes.
Recrea la época de un modo impecable e irreprochable, desde lo político hasta los usos y costumbres del momento. Emociona sin caer en golpes bajos, con un final que todos los contemporáneos a esa época conocemos.
La figura de Alfonsín sobrevuela la narración y hasta se encuentra fuera de campo con el fiscal. La clave es la charla de Strassera con su mujer tras su meeting con el presidente, donde se habla de “independencia de poderes”. Un concepto fundamental, ayer, hoy y siempre, para fortalecer cualquier sistema democrático. Como todos sabemos que en el alegato final Strassera dijo “Señores jueces: ¡Nunca más!” y que Videla y Massera fueron condenados a prisión perpetua. El tema, como siempre, es saber y entender el cómo.
Se trata de una ficción, no de un documental y la generalidad de las opiniones sobre este producto cinematográfico coincide sobre su seriedad, su ajuste a la verdad histórica y su puesta en valor de un poder político decidido a impartir justicia en un momento más que delicado y amenazante de nuestra historia y un poder judicial, que con una enorme valentía llevó adelante el proceso.
Es así que el Bloque de legisladores de J.S.R.N solicitó que la película se convierta en actividad áulica regular, la visualización de la película “Argentina 1985”, en el contexto de actividades curriculares vinculadas a las ciencias sociales, para alumnos de 6° y 7° grado de escolaridad primaria y de los distintos ciclos del nivel secundario.