La intención de estas líneas es poner una visión sencilla de lo que significa tener o generar una economía Bimonetaria en Argentina.

Para empezar, comencemos por contar que es, o que funciones tiene una moneda en un país, como es el Peso en Argentina.

Son 3 funciones

• Unidad de Cuenta: Los precios de las cosas se miden en cantidades de dicha moneda (1 kg de carne vale $5.000)
• Medio de Pago: Cuando se utiliza para intercambiar por bienes y servicios (reemplaza el trueque)
• Reserva de Valor: Cuando se usa para ahorrar y cuidar el poder adquisitivo de esa moneda

¿Que seria entonces el Bimonetarismo?

Se utiliza este término para describir la situación en la que se utiliza una moneda diferente, en nuestro caso diferente al Peso, para al menos 1 de las 3 funciones descriptas más arriba.

En la Argentina, los precios y /o las operaciones de los inmuebles se expresan o realizan en Dólares (función 1 y 2)

También es común que el que puede ahorrar, al menos una parte de ese ahorro se hace en dólares (función 3)

Esta situación, para nada nueva, se da de “hecho” y no por decisión del gobierno o por alguna ley.

• Así, el bimonetarismo surge como una reacción a fenómenos que han ido deteriorando la calidad, la confiabilidad y la credibilidad de la moneda nacional.
• Inflación alta y muy prolongada en el tiempo.
• Fuertes y reiteradas variaciones en el tipo de cambio, que provocan perdida de valor de la moneda nacional
• Congelamientos de depósitos y medidas que afectan la confianza en la moneda (corralito, por ejemplo)

Estos eventos van deteriorando el poder de compra del peso, por lo que el que vende una propiedad no quiere pesos porque no sabe cuánto le servirán esos pesos a la hora de volver a querer comprar una propiedad. Mejor entonces, precio y operación en dólares.

Como los eventos descritos no han ocurrido 1 o 2 veces en la historia, sino que son demasiado frecuentes, hacen que se arraigue el uso de otra moneda. Tanto que quienes ahorran, prefieren hacerlo en dólares aun en momentos en los que las inversiones en pesos (plazo fijo, bonos del gobierno en pesos) pudieran ser mas rentables. La seguridad y la confianza son las que definen esas decisiones.

Muchos ejemplos de eventos, digamos disruptivos han ocurrido en nuestro país que lograron que esta conducta de huida del peso se instale como “normal”.

En definitiva, la inflación, inestabilidad cambiaria y distintas y contrapuestas medidas han favorecido, en el largo plazo, al que ahorro en dólares.

La realidad bimonetaria de hecho, ya limita de alguna manera, la efectividad de la política económica (fiscal, monetaria, cambiaria). Y atenta contra un mercado de capitales domestico Es decir la creación de un potente mercado donde se ahorre y con eso se financien actividades productivas, a través de la moneda nacional.

El Bimonetarismo tambien produce una demanda adicional de dólares, más allá de la necesaria para producir y consumir.

¿Qué sucedería entonces si el gobierno decidiera implementar formalmente un sistema bimonetario o una dolarización? Esto último significa eliminar el peso.

A medida que el bimonetarismo vaya acercando más al uso casi exclusivo del dólar iría limitando o casi eliminando la posibilidad de que el gobierno, a través del Banco Central, cuente con herramientas de política económica que permitan actuar para compensar los llamados Shocks externos que afecten a la economía nacional. La Pandemia es el caso mas reciente, pero problemas en otros países con los que tenemos relaciones comerciales importantes tambien. Por ejemplo, devaluaciones en Brasil. Sequias u otras catástrofes climáticas, etc.

La Bimonetizacion formal seria la manera que encuentra el gobierno para solucionar un problema concreto que es la perdida de confianza en la moneda nacional. Y con ello eliminar la inflación.

Ahora bien, eliminamos el peso y por lo tanto los problemas que genera no confiar en él,  o tomamos las decisiones necesarias para que el peso vuelva a ejercer todas las funciones que tiene cualquier moneda confiable?

Desde mi punto de vista, sin duda habría que ir por este camino.

Generar políticas de estabilización serias que le devuelvan al peso la confianza que alguna vez tuvo.

Es importante tener en cuenta que ningún país medianamente grande y diversificada industrialmente, ha elegido el uso de otra moneda distinta a la nacional. Resulta interesante ver que, de los 190 países miembros del FMI, solo 11 lo han hecho: El Salvador, Ecuador, Palaus, Islas Marshall, Micronesia, Timor Oriental, Bahamas, Haití, Somalia, Panamá y Liberia.

Por algo será que son tan pocos no?