Quiero manifestar mi más profunda preocupación por las declaraciones efectuadas por el gobernador de mi provincia Alberto Weretilneck en un crudo diagnóstico de la situación actual del Estado rionegrino en materia financiera, económica y sanitaria.
Es evidente que el contexto nacional y las medidas tomadas por el gobierno de Javier Milei han tenido efectos devastadores para las familias argentinas, el comercio, la industria y los Estados provinciales y municipales.
Queda claro hoy más que nunca que no daba lo mismo que gane el peronismo a que ganen los libertarios el gobierno del país. Y es evidente que no existe la posibilidad de desarrollo de ningún Estado sub nacional cuando el Estado nacional es anti federal, centralista, autoritario y revanchista.
Dicho esto, es preciso alertar especialmente sobre lo anunciado por el gobernador respecto de la gravedad de la situación del servicio de salud pública rionegrino.
Es imprescindible agotar todas las instancias de diálogo y resolución de este angustiante conflicto en el que se pone en juego la salud de nuestra gente. NUNCA la salida es la privatización indirecta de este servicio esencial.
Descansar en el sistema privado e invitar a los profesionales de la salud pública a que se vayan a trabajar al sector privado, es no solo un error inaceptable por el vaciamiento y la pérdida irreparable de profesionales valiosísimo, sino que a su vez es una decisión política que va a contramano del pretendido mejoramiento de las finanzas y choca de frente con el rol ineludible del Estado de asumir a la salud como política pública cuestión que fue, debe ser y es parte de los grandes acuerdos a los que debemos arribar en nuestra provincia.
Mi solidaridad y acompañamiento al reclamo de las y los trabajadores y mi predisposición de siempre para ayudar desde mi rol institucional a resolver este conflicto que, de profundizarse, puede atentar contra la vida y la salud de la población de Río Negro.