El 60% del costo total del TUP lo financia el Estado y es insuficiente

El Gobierno Municipal se propuso desde el inicio de su mandato, solucionar un tema que desde hace décadas las sucesivas gestiones, no han podido encontrarle la vuelta: el Transporte Urbano de Pasajeros (TUP).

Sin embargo, conocidas son las vicisitudes que se han generado en los últimos años, vinculadas a la pandemia y a la distribución de subsidios. Más allá de esto, se consiguió mantener la prestación del transporte y aunque con algunas deficiencias, se está mejor que en otros puntos del país.

Esto se logró subsidiando un 15% del total del costo real del pasaje, como contrapartida de una política de gobierno, que determina que los estudiantes viajen gratis para no ver vulnerado su derecho a la educación.

En un estudio realizado por el municipio, se llegó a la conclusión que el costo real del boleto de colectivo alcanzó durante el año 2021 los 117 pesos, de los cuales – en promedio – cada persona transportada abonó 43 pesos en forma de boleto y el Estado Nacional, Provincial y Municipal aportaron a través de subsidios 58 pesos por cada pasajero.

Los 16 pesos restantes corrieron por cuenta de Mi Bus, lo que le generó una abultada deuda con sus principales proveedores y que entre otras cosas, implicó reemplazar algunas unidades.

Las proyecciones para 2022, según la evolución de precios programada, alcanzaría los 140 pesos para el costo real del boleto, trazando un promedio anual. Eso sin tener en cuenta la aplicación de los subsidios nacionales, provinciales y municipales.
En Bariloche, el costo del servicio de transporte urbano se divide de una manera muy sencilla de entender. El 47% de los costos totales se destinan al pago de salarios, un 19% corresponde al combustible, mientras que el mantenimiento de las unidades y los gastos de amortización representan el 17%. Por lo tanto, estos tres principales rubros acumulan el 83% de los costos.

El restante 17% pertenece a seguros, impuestos y otros gastos de administración y rentabilidad de la empresa. La mayor parte de estos datos son brindados por el Sistema Sube, por lo que no hay ningún misterio ni dato escondido detrás de ellos. Más bien todo lo contrario.

Asimismo, hay que decir que aproximadamente el 70% de los costos son fijos (que existen aunque las unidades estén paradas, sin circular) y el 30% son costos variables, asociados a los kilómetros recorridos.

El Ministerio de Transporte de la Nación evalúa todos los meses los costos de empresas de transporte del AMBA y con ello establece una empresa “modelo”, según ciertos criterios. Por lo que resulta bastante sencillo poder evaluar si existen fuertes distorsiones.

Por ejemplo, para el caso del personal, el Ministerio determina que las empresas cuentan entre 2,85 y 3 personas por unidad, criterio que se cumple en el caso de la operadora de Bariloche, la cual cuenta con tres empleados por unidad. Respecto del combustible, segundo ítem en importancia dentro de los costos, el Municipio andino reconoce 0,35 litros por cada kilómetro recorrido, mientras que esos guarismos representan entre 0,38 y 0,50 litros para el caso del AMBA. Similares comparaciones pueden establecerse para los demás ítems.

¿Cómo se determina la tarifa?

Para poder determinar técnicamente la tarifa es necesario contar con la información de la cantidad de pasajeros transportados, que para 2021 alcanzó los 7,5 millones de pasajeros. Un número bajísimo, considerando que previo a la pandemia, el sistema de TUP prestaba el servicio a más de 14 millones de pasajeros. Y si bien se espera una fuerte recuperación para 2022 hasta llegar a los 11,5 millones de pasajeros, todavía se está lejos de aquellos 14 millones pre Covid 19.

El análisis del municipio arrojó que del total de los costos operativos de Mi Bus, distribuidos entre la totalidad de pasajeros que demanda el servicio, permite definir el valor técnico del boleto. A mayor cantidad de pasajeros, menor el costo por cada uno de ellos. De esa cuenta, surgen los 117 pesos de tarifa técnica para 2021 y los 140 pesos estimados para 2022. Menos los subsidios.

Del panorama actual, se desprende que el 60% del costo total del transporte lo financia el Estado, el resto se debiera pagar con lo que se recauda. Eso sí, la sumatoria alcanza para prestar el servicio en las condiciones actuales, distando demasiado de cómo funciona en el AMBA, con recorridos más extensos, mejores frecuencias y unidades más nuevas.

Esa discriminación se da por la distribución desigual de los subsidios nacionales, que viene siendo denunciada sistemáticamente por el jefe comunal Gustavo Gennuso, junto con otros intendentes de ciudades importantes del interior del país como Salta, Neuquén, Córdoba, Rosario y Bahía Blanca, por mencionar sólo algunas.
El año pasado el AMBA recibió casi 100 mil millones de pesos de subsidios nacionales para unos 18.300 colectivos, mientras que el interior del país recibió 30 mil millones para 13.900 colectivos.

Pensar en un servicio como el de Capital Federal, implicaría un boleto con un valor no menor a los 200 pesos. Ilógico.

¿Cuál es el panorama de hoy? Actualmente, la falta de los fondos acordados con el Estado Nacional, se suma la preocupación de las empresas del interior en torno al normal abastecimiento del gasoil y su aumento de precio.
Sumado a ello, surgirá la cuestión salarial que se cerró por encima del 50% para los trabajadores nucleados en la UTA y la inflación mensual que parece no tener techo. Desde ya, todo impacta en el valor del costo de cada viaje.

El desafío que se viene

La Administración Gennuso está frente a un reto más que interesante, que es sostener el servicio y mejorarlo. Para eso ha plasmado el ya famoso “Plan de Transformación del Transporte”, pero que producto de la pandemia y todo lo que eso trajo aparejado, se ha demorado su implementación.

La idea general es modificar la vieja concepción de viajar en micro en Bariloche. ¿Cómo? Cambiando recorridos, instalando estaciones de trasbordo, líneas troncales, descentralizando el sistema, con descuentos por segundos y terceros viajes y nuevas líneas que hagan más eficiente la integralidad del servicio.

Todo esto, con el ojo (y el eje) puesto en lo que es una prioridad para la gestión del actual jefe comunal barilochense: el transporte como medio para acceder a derechos básicos como la educación, el trabajo y el esparcimiento.

Hace poco tiempo, Gennuso destacó la necesidad de volver a impulsar la idea de un boleto federal que equipare los subsidios que reciben las provincias y el AMBA, entendiéndolo como una idea integradora y equitativa, pero que implicaría equilibrar los subsidios nacionales, provinciales y municipales entre las distintas jurisdicciones.
Ahora, completando casi el primer tercio del año 2022, Bariloche continúa buscando denodadamente la sostenibilidad del servicio y pensando en el pasajero como el principal beneficiario de cualquier determinación que se tome.

nestor