Gennuso: “Hay que erradicar los mensaje de odio, el vandalismo y cuidar los espacios que son de todos”

En los últimos tiempos, hemos visto como diferentes espacios públicos han sido vandalizados por manifestaciones de distintos grupos o representaciones culturales de la ciudad.

Por ejemplo, en la puerta del edificio del Centro Cívico, monumento histórico de la ciudad, se escribieron consignas haciendo mención a la liberación de las mujeres Mapuche con prisión domiciliaria, aludiendo a la muerte de Rafael Nahuel, como así también, pidiendo cárcel “a curas pedófilos”.

En otro caso, en el cartel de bienvenida a Bariloche, la parte escrita en lengua mapuzungun, fue tachada para dejar solo la expresión en idioma español.

“Los extremos se tocan y se unifican en su trasfondo común: el uso de los espacios públicos como expresiones de odio hacia un otro que se percibe como diferente y por ende, un enemigo a quien hay que negar, descalificar, desacreditar o excluir, de todas las maneras posibles. Aun, dañando, vandalizando, inutilizando o estropeando aquello que se construye con el esfuerzo y trabajo de toda una comunidad”, expresó el intendente Gustavo Gennuso al respecto.

Y agregó: “en forma imperceptible, pero continuada, la palabra que se pronuncia en el discurso público, en los medios, en las manifestaciones de discriminación, en las pintadas de paredes, monumentos, edificios y cualquier otro lugar compartido por la comunidad, va construyendo imágenes y simbologías que, en algún punto, se van tornando en sentimientos que, en determinadas circunstancias, pueden derivar en odio hacia un determinado grupo, estrato social, etc. Esto es lo que conocemos usualmente como discursos de odio”.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) los define como “cualquier tipo de comunicación, oral o escrita, o también comportamiento, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo, en función de lo que son. En otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad”.

La Guía de Recomendaciones para la Redacción y Edición Periodística de Discursos Mediáticos Libres de Odio, editado por el Centro Ana Frank, nos alerta sobre el peligro que puede significar la naturalización de estos hechos a los fines de garantizar la convivencia democrática de los pueblos: “…es central comprender que los discursos de odio son problemáticos no sólo en tanto pueden implicar daños a individuos particulares o grupos, sino porque estas narrativas contribuyen a la conformación de un entorno en el que circula una violencia simbólica muy poderosa, lo cual acrecienta la posibilidad de que se transforme en otro tipo de violencia”.

Agrega además, que “la repetición de estos discursos, provoca la reducción de la capacidad de participar en la vida democrática de aquellos sujetos o colectivos que se ven constantemente amedrentados. Estos dos procesos (la violencia y el amedrentamiento), se retroalimentan y operan en detrimento del acceso a sus derechos y a una vida sin violencia.”

Según consideró el jefe comunal, “los mensajes en las puertas del Centro Cívico se pueden borrar, los carteles tachados se pueden volver a imprimir, pero lo que no puede suceder, es que tanto los gobiernos, como la ciudadanía, permanezcamos indiferentes ante la constante usurpación de estos espacios como transmisores de palabras de odio que, en otros contextos históricos, ha dado lugar a sucesos de violencia extrema”.

“Somos una ciudad pluricultural, en la que la diversidad y las diferencias pueden y deben manifestarse sin necesidad de negación o agravio del otro, y mucho menos, sin la utilización de los espacios públicos que con tanto esfuerzo y trabajo, hemos podido construir”, concluyó el intendente Gennuso.

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